lunes, 29 de junio de 2009

Incomodidad


como cuando te entregan la paz de una hostia
mordida por un verdadero vagabundo, no esos
actores que los disfrazan de vagabundos para los
comerciales del hogar de Cristo, sino que un vagabundo
con olor a meado y a mar descompuesto, que tiene que hacer
todo y nada a la vez. Que eyacula dolores de una mano con las
uñas tan largas y tan llenas de células de mosca(...)
Es que no sirve estar loco en Santiago, ni en Chile. Para estar
realmente loco hay que estar realmente solo. Y si me van a venir
con el cuentillo que un loco disfrutaba su sicosis en medio de esta ciudad
me río entonces con risa y no con transparencia, porque si algo hay
que reconocer, es que actuaría con ojos de coqueta, no de sincera.
Nadie puede estar tan loco en Santiago, si todas las mañanas prendo
la tele y están dando la actualidad económica de Chile, el dolar, el peso,
la obesidad.

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