Pobre navegante que enloquece año a año
por las sirenas inexistentes a centímetros de su mar.
Y el loco les escribe cartas a todas, porque es incapaz
de juntar unas gotitas de mar para mantenerlas felices,
prefiere el camino fácil, el de la locura loca.
Pobre navegante que tendrá que cortarse la pichula,
porque las sirenas no tienen vagina.
Remedios de escalada, Bs As, Argentina.
lunes, 2 de noviembre de 2009
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