Todo había terminado;
como no tenía oportunidad de besar a nadie sin esperar
plata o mordiscos grotescos, cesé por huir.
Huir con esa maleta de viajera no pensante,
arrancar lejos, lejos de ti y tus secretillos con las muchachas
de barrio.
Y cuando por fin creí que ya había derramado todo el olvido
en esta historia, tocas mi puerta.
Intenté no responder, pero ese vestigio de duda me carcomía los
huesos y tuve que hacerlo... Tuve que salir al ventanal donde
noche a noche posan las putas más tristes del universo.
Sin maquillaje, sin encajes, sin nada. Salí natural a luchar con
tus cuestionamientos absurdos, tus intentos por querer
saber algo que ni se si te interesaba realmente.
No quiero.
Soy tan Desafortunada que cayeron lágrimas del cielo
sobre mis manos secas.
¿Tiene una puta triste, la oportunidad de cerrar círculos,
o la promesa de un "volveré por más" siempre está clavada?
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